¿Existe sexismo en las campañas publicitarias sobre juguetes?
Por supuesto, pues desde muy pequeños/as se nos ha inculcado que las muñecas son solo juguetes para las niñas y los coches para los niños, por ejemplo, y que el rosa es un color de chicas y el azul de chicos, o que los niños no lloran y que las chicas siempre deben ser coquetas, que los niños van a fútbol y judo y las niñas a baile y gimnasia rítmica… Vivimos pues en un mundo lleno de estereotipos que condicionan nuestra vida incluso antes de que tengamos uso de razón.
¿Las barbies también son un juguete para niños?
¿Por qué un niño debería ponerse a jugar con una Barbie, símbolo por excelencia de la feminidad en la infancia? Desde luego no es algo que la marca de juguetes haya propiciado en sus campañas de publicidad, hasta ahora.
Por primera vez Barbie, a través de la marca Moscchino, ha lanzado un anuncio de la muñeca en el que aparece un niño jugando con ella. Algo que no solo rompe con el estereotipo de género en la infancia, sino que también le ha supuesto un gran éxito en la red, donde rápidamente se ha convertido en viral.
Anuncio de Barbie y Moscchino en Youtube
Además de una campaña de marketing, acciones como estas son las que muy poco a poco van modificando la visión de los estereotipos en nuestra sociedad. Hace unas semanas también podíamos ver como un catálogo de juguetes en España modificaba los roles normalmente asociados a los niños y niñas:
A través del aprendizaje social, los chicos van a ir asimilando las cualidades que corresponden a los hombres y rechazando las que atañen a las mujeres, incluso antes de tener conciencia de su propio cuerpo como algo diferenciador:
“No basta con nacer con unos determinados órganos genitales. El niño se aprende a sí mismo en un medio social –y gracias a él, y sobre todo a la adquisición del lenguaje- como varón o mujer según precisos patrones culturales mucho antes de tener la más mínima noción de anatomía. Al adquirir el lenguaje los críos/as distinguen los niños de las niñas y se reconocen como niños o como niñas sin preocuparse de órgano alguno». (DEL BRAVO, 1998)
Una de las primeras cosas que van a aprender los niños es que han de sentirse diferentes de las niñas en todos los sentidos, diferenciación que no está exenta de ciertos aires de superioridad, ya que la divergencia se basa en la consideración de la niña como un ser “de menor importancia”, como lo ilustra el término “nenaza” que se infringe a los niños a manera de insulto y cuyo significado está asociado a la debilidad. La personalidad masculina se fundamenta principalmente en su diferencia con la femenina. Para un hombre es importante no ser una mujer. Los atributos propios del varón lo son en tanto en cuanto le permiten diferenciarse de las mujeres. Si un hombre es todo aquello que no es una mujer, y a ésta se le atribuye el rasgo “debilidad”, al hombre se le atribuirá el antónimo “fortaleza”.
Un comentario
Me ha encantado el artículo. Mi hijo juega con muñecas de sus primas y se lo pasa muy bien.