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Lenguaje, comunicación y género: ¿por qué es importante el uso del lenguaje inclusivo?

¿Cómo influye el lenguaje en la construcción social del género? ¿Cuál fue el origen del femenino en las lenguas indoeuropeas? ¿Por qué es importante el uso de un lenguaje inclusivo?

Tal y como hemos visto en anteriores entradas, el concepto «género» tiene diferentes acepciones según que se considere desde el punto de vista gramatical, de la salud, de las ciencias sociales o del feminismo.

En esta ocasión nos detendremos con detalle en el lenguaje y en cómo ha evolucionado en las lenguas indoeuropeas, demostrando la importancia del uso del lenguaje inclusivo como herramienta para luchar contra la desigualdad de género.

De ello hablaremos a continuación en esta nueva entrada dedicada al Género, Igualdad y Derechos Humanos del Blog de la Fundación iS+D. Si te interesa, no dejes de echar un vistazo al resto de entradas publicadas.

La importancia del lenguaje inclusivo

El uso del lenguaje inclusivo busca promover la igualdad, la equidad y el respeto hacia todas las personas, independientemente de su género, orientación sexual, etnia, discapacidad u otras características. Al utilizar un lenguaje inclusivo, se reconoce y visibiliza la diversidad de las personas y se evita perpetuar estereotipos, prejuicios y discriminación.

A continuación se indica algunas de las razones que reflejan la importancia de incorporar el lenguaje inclusivo desde un punto de vista social, laboral e institucional:

  1. Reconocimiento de la diversidad: el lenguaje inclusivo refleja y reconoce la existencia de diversas identidades y experiencias, permitiendo que todas las personas se sientan representadas y validadas.
  2. Promoción de la igualdad de género: su uso evita la invisibilización y la exclusión de las mujeres y otras identidades de género, fomentando la igualdad de oportunidades y la equidad en la sociedad.
  3. Combate a la discriminación y los estereotipos: el lenguaje inclusivo desafía los estereotipos de género y otras formas de discriminación como el racismo, edadismo o capacitismo, contribuyendo a la construcción de una cultura más justa e igualitaria.
  4. Fomento de la inclusión social: utilizar un lenguaje inclusivo ayuda a crear entornos más inclusivos y respetuosos, donde todas las personas se sientan valoradas y aceptadas, lo que fortalece la cohesión social.
  5. Sensibilización y conciencia: asimismo, a través de este lenguaje se promueve la reflexión y la toma de conciencia sobre la importancia del respeto a la diversidad y la necesidad de eliminar barreras y desigualdades en la sociedad.

En resumen, el lenguaje inclusivo es una herramienta poderosa para promover la igualdad, la justicia y el respeto a los derechos humanos, contribuyendo así a la construcción de sociedades más inclusivas y equitativas.

Lenguaje, comunicación y género

Prácticamente todos los ámbitos relacionados o en los que interfieren los seres humanos, como la economía, el medioambiente, la salud, la ciencia, la educación o la historia, se han visto fuertemente influenciados y direccionados por el patriarcado, como sistema social predominante. Del mismo modo lo hacen el lenguaje y la comunicación, a través de los cuales se reproducen estereotipos de género y se perpetúan cuestiones relacionadas con la desigualdad entre los sexos, la dominación masculina, etc.

Etimológicamente, la palabra género viene del latín genusgeneris y hace referencia a estirpe, linaje, clase. Proviene de la raíz indoeuropea gen- que significa engendrar, dar a luz. Desde el punto de vista gramatical, las palabras «sexo» y «género» tienen significados diferentes. Es obvio que los objetos no tienen sexo, como también lo es que no todas las lenguas organizan el género de la misma forma.

El diccionario de la lengua española contempla, en su acepción 8ª, el género gramatical como «categoría gramatical inherente en sustantivos y pronombres, codificada a través de la concordancia en otras clases de palabras y que en pronombres y sustantivos animados puede expresar sexo» (Real Academia Española, 2001).

Pero lo importante del lenguaje, desde el punto de vista de la igualdad, no es si las palabras pertenecen a uno u otro género gramatical, sino el significado que tienen para cada grupo social, y cuál es la razón de que exista una diferenciación entre el masculino y el femenino.

Evolución del lenguaje

El origen del femenino en las lenguas indoeuropeas es un tema que ha suscitado mucho interés y controversia entre los/as lingüistas y estudiosos/as del género (Clackson, 2007); Fortson IV, 2010; Hock, et al, 2009; Violatti, 2014). En el primitivo indoeuropeo (de donde surgen la mayoría de las lenguas de Europa, Gran Irán y Asia meridional, con más de 150 idiomas) solo se distinguían dos génerosanimado e inanimado, siendo este último el que pasaría a ser el neutro en las lenguas derivadas de esta lengua inicial. Según algunos/as autores/as (Ledo-Lemos, 2000; Alves, 2007; Rubio Orecilla, 2010; Lledó Museros, 2010), el género gramatical femenino se desarrolló en el indoeuropeo en tiempos relativamente recientes, y se superpuso al sistema anterior de dos géneros (animado/inanimado). 

En el género animado ya se distinguía entre masculino y femenino. Posteriormente, esta distinción se iría aplicando a los objetos inanimados en las lenguas romances. Así, el femenino se fue asignando a los objetos relacionados con el universo de las mujeres, mientras que el masculino fue aplicado a las actividades del universo varonil, si bien con las naturales excepciones que siempre subsisten a las reglas generales. 

En este sentido, si hacemos un recorrido por la evolución del lenguaje a partir de las lenguas indoeuropeas antiguas, vemos que presentan oposición de tres génerosmasculinofemenino y neutro, excepto la familia báltica, que no tiene neutro, y la familia anatolia, que solo tiene oposición entre dos géneros: animado e inanimado. A partir de estas consideraciones Antoine Meillet (1866-1936), uno de los principales lingüistas franceses del siglo XX, se planteó la antigüedad del género femenino, ya que consideraba que no había evidencias claras de que inicialmente existiese una diferenciación entre el femenino y el masculino morfológicamente hablando, por lo que su oposición sería reciente (Meillet, 1921). De hecho, todavía existen categorías enteras de palabras que no presentan oposición entre femenino y masculino, como son los pronombres indefinidos o los interrogativos.

Otra de las razones fue que la formación del femenino no era igual en todas las lenguas, pues no había coincidencia en cuanto a su distribución. Por ejemplo el masculino “dios”, independientemente de su evolución fonética, sigue la misma distribución sufijal en griego “θεος”, en latín “deus” y en sánscrito “devá”; en cambio, el femenino sigue distinta distribución sufijal: en griego “θεα” y en latín “dea” se forman a partir del sufijo “-eH₂”, mientras que en sánscrito “deví” se forma a partir del sufijo “-iH₂”. Así, el factor que habría propiciado la aparición de este nuevo género sería el uso del sufijo “-eH₂” para formar sustantivos abstractos, colectivos y derivados de adjetivos.

Por último, uno de los argumentos que Meillet esgrimía es que, si el género femenino fuese antiguo a nivel morfológicono se observaría oposición masculino/femenino a nivel semántico, lo que significa que no existiría una palabra para padre y otra para madre, sino que desde el principio habría una raíz común a la que se añadirían los sufijos de género (Rosado Millán, 2011, pág. 54). 

Pero existen también otras hipótesis sobre el origen del femenino y es la que considera que fue creado a partir del sufijo “-iH₂”, sufijo que en proto-indoeuropeo tenía un valor relacionador, y que en algunas ramas de la familia indoeuropea podría haber dado lugar al genitivo (caso de las lenguas que tienen declinación con el que, en general, se expresa la relación de posesión o pertenencia o la materia de que está hecha una cosa) en -ī de las lenguas itálicas y célticas. Este genitivo, mediante una hipóstasis, pasaría a ser nominativo (el nominativo designa al sujeto del verbo en las lenguas que tienen declinaciones) y, a partir de ahí, se crearía una flexión nueva, es decir, una nueva palabra que originariamente habría tenido el significado “ser de” o “de formar parte” de la palabra con la que estaba relacionada.

En este mismo sentido, un argumento de carácter relacionador es el que utilizan algunos lingüistas acerca de la palabra inglesa “woman”, ya que consideran que proviene de “wyf” + “man”, que ha sido traducida por “wife-of-man”; sin embargo, en latín se desconoce el origen de la palabra latina “mulier” ya que se separa de la raíz indoeuropea.

Algunos estudios también han explorado la relación entre el origen del femenino y la emergencia del patriarcado en las sociedades indoeuropeas, así como las implicaciones que tiene el uso del género gramatical para el lenguaje inclusivo.

El hecho es que en un momento dado de la evolución surgió una palabra para designar a las hembras humanas, y la palabra “hombre” o “man” pasó a utilizarse como denominación de un colectivo y como genérica de la especie humana, dando lugar a la consiguiente confusión entre los términos “hombre-persona” y “hombre-varón”. Esta diferenciación por oposición de género a nivel de sustantivos tomó como punto de referencia general al varón, lo que concuerda con el proceso de socialización en género y la necesidad masculina de diferenciarse de las mujeres.

Todo esto podría tener un significado, y es la necesidad de la especie humana de diferenciar lingüísticamente a sus individuos por sexo. No obstante, el par madre-padre existe en todas las lenguas indoeuropeas desde el principio diferenciando a los sexos a nivel semántico. Se puede deducir de todo ello que la participación del varón en el proceso reproductivo era conocida desde antes de disponerse de restos escritos, y que ambas palabras se encontraban en el mismo nivel, puesto que ninguna derivaba de la otra.

Así pues, tal y como se refleja, el femenino aparece a partir de un momento dado de la evolución humana y el masculino comienza a utilizarse como genérico de toda la especie. La consecuencia de ello fue que los hombres se quedarían indeterminados, pues nunca se sabe cuándo se hace referencia al varón o a la persona, y las mujeres se tornarían invisibles para la historia al quedar subsumida su mención en el masculino.

La invisibilidad femenina y la indeterminación masculina

Fuente: Libro «Hacia un Feminismo del Punto Medio: Nueva Teoría para la Igualdad de Género»

Pero no solo es la utilización del masculino como genérico la que tuvo sus consecuencias, sino el significado de cada palabra también, pues el lenguaje dejaría claro el papel diferenciado de hombres y mujeres al situarlos en una posición de dominación y subordinación. El androcentrismo de la lengua perdura en la actualidad, a pesar de la lucha de gran parte del movimiento feminista por introducir cambios a través del lenguaje inclusivo:

«Por ejemplo, los adjetivos están siempre en su forma masculina en los diccionarios de la lengua española, agregándoseles una «(a)» para las formas femeninas. Los nombres de los animales son otro ejemplo interesante: CABALLO m. Animal solípedo domestico. YEGUA f. Hembra del caballo. Con solo estos dos ejemplos podemos comprobar que lo masculino es la norma o el paradigma y lo femenino es «lo otro» o lo que existe solo en función de lo masculino o para lo masculino». (Facio, 2002)

Por todo ello, la importancia del uso del lenguaje inclusivo, tan debatido en la actualidad, no responde a cuestiones políticas o ideológicas, sino científicas, pues existen evidencias de que el origen del femenino en la mayoría de las lenguas indoeuropeas estuvo influido en buena medida por la subordinación a nivel social, relacional y lingüístico de las mujeres frente a los hombres. En este sentido, negar la desigualdad de género y vincular el lenguaje inclusivo con una supuesta «ideología de género» sería como hablar de «ideología de la gravedad».

Como último aporte, es necesario mencionar que el lenguaje inclusivo ya no solo se refiere únicamente al masculino/femenino, sino que se ha extendido a cuestiones relacionadas con el género no binario (a través del uso de la «e» en castellano como forma neutra, por ejemplo) con el fin de visibilizar a este colectivo.

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Alves, I. M. (2007). Notas sobre el aspecto del género gramatical. Política y Cultura, (28), 219-229. Recuperado de https://www.redalyc.org/pdf/267/26700115.pdf

Clackson, J. (2007). Indo-European linguistics: An introduction. Cambridge University Press.

Facio, A. (2002)  «Engenerando nuestras perspectivas». Otras Miradas, vol. 2, núm. 2, 49-79. Recuperado de http://centreantigona.uab.es/:http://centreantigona.uab.es/docs/articulos/Feminismo,%20g%C3%A9nero%20y%20patriarcado.%20Alda%20Facio.pdf

Fortson IV, B. W. (2010). Indo-European language and culture: An introduction (2nd ed.). Wiley-Blackwell.ç

Hock, H. H., & Joseph, B. D. (2009). Language history, language change, and language relationship: An introduction to historical and comparative linguistics (2nd ed.). Mouton de Gruyter

Ledo-Lemos, F.J. (2000) Femininum Genus. A Study on the Origins of the Indo-European. Feminine Grammatical Gender, Munich: Lincom Europa

Lledó Museros, E. (2010). El origen del género gramatical femenino en las lenguas indoeuropeas: una aproximación desde la perspectiva de género. Revista de Filología Románica, 27(1), 77-94.

Meillet, A. (1921). Le genre grammatical et l’évolution des langues. Bulletin de la Société de Linguistique de Paris, 22(1), 61-68

Rosado Millán, M. J. (2011). Los hombres y la construcción de la identidad masculina. Fundación iS+D

Rosado Millán, M.J. y García García. F. (2018). Hacia un Feminismo del Punto Medio: Nueva Teoría para la Igualdad de Género. Fundación iS+D

Rubio Orecilla, F. J. (2010). El origen del género gramatical femenino en indoeuropeo. (Tesis doctoral). Universidad Complutense de Madrid, España. Recuperado de https://dialnet.unirioja.es/servlet/tesis?codigo=178858

Violatti, C. (2014). Las lenguas indoeuropeas. World History Encyclopedia. Recuperado de https://www.worldhistory.org/trans/es/1-12793/las-lenguas-indoeuropeas/

Mª Jesús Rosado Millán

Presidenta de la Fundación iS+D para la Investigación Social Avanzada

Ebook Gratis 

Descarga gratis el libro “Hacia un Feminismo del Punto Medio: Nueva Teoría para la Igualdad de Género”

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