¿Qué mecanismos y espacios de participación existen? ¿Cuáles son las formas básicas de participación?
En la primera de las entradas de la serie «Participación y desarrollo comunitario» de este Blog enmarcamos la mirada sobre la participación del grupo de investigación Parte Hartuz de la Universidad del País Vasco/Euskal Herriko Unibertsitatea.
Comenzamos situando la participación ciudadana como una de las esferas de una democracia que se entiende en clave relacional, de acuerdo con los postulados de Ibarra (2011). Tras enumerar los argumentos en los que se apoya la popularización de los procesos participativos, presentamos algunos aspectos que nos permiten profundizar el arraigo (Bussu et al., 2022) de una apuesta democrática que va más allá de la mera institucionalización de los mecanismos participativos. Consideramos la importancia de pasar de momentos a procesos, de lo simbólico a lo efectivo, de lo transversal a lo integral, de lo presente a las ausencias y de la lógica del objeto a la del sujeto (Ahedo, 2022). Ello nos permitió delimitar una definición operativa de participación como un proceso de organización o movilización de una comunidad de personas por el que asumen conscientemente su papel de agentes o sujetos en el devenir colectivo. Esta precisamente es la concepción de la participación que profundizaremos en las Jornadas Internacionales sobre Participación, Investigación Acción y Desarrollo Comunitario a celebrarse en abril de 2023 en Bilbao.
Tras esta atalaya, en esta nueva entrada nos detendremos con más detalle en la contextualización conceptual de la participación en el marco de acción política democrática. Así, trataremos de cartografiar la posición que ocupan los mecanismos de participación ciudadana en relación con otras dos lógicas participativas: la gobernanza y la movilización. Esta delimitación, no obstante, no se abordará en términos excluyentes. Al contrario, buscamos identificar espacios híbridos entre tipologías aparentemente excluyentes a fin de enriquecer la práctica participativa.
Espacios e hibridaciones. Una cartografía desde el cómo y el quién
Una primera forma plantear una cartografía conceptual que permita delimitar el lugar de los mecanismos de participación ciudadana sería diferenciando dos formas básicas de participación, la formal y la informal, en base al actor que la impulsa: partidos políticos, movimientos sociales o grupos de presión/interés. Así las cosas, de las 9 formas de participación política nos detendremos en 3 espacios que en sus tránsitos permiten dos lógicas híbridas.
- El primer espacio, es el de la movilización y la protesta, en tanto que repertorio de participación informal practicada por los movimientos sociales. Este modo de participación se relaciona directamente con las formas de participación por irrupción de la que hablábamos en la anterior entrada. De la misma forma, se vincula a la esfera de la movilización que conforma uno de los elementos de la democracia relacional que identifica Ibarra.
- El segundo tipo, delimitado conceptualmente como mecanismos de participación ciudadana, es el que permite la participación de la ciudadanía y los movimientos sociales en repertorios formales (y en consecuencia, institucionalizados) de participación. Este tipo de participación se relaciona con la esfera de la participación que define Ibarra y con las lógicas de participación por invitación que delimitamos en la anterior entrada.
Si bien ambas formas de participación responden a tipologías diferenciadas y son espacios legítimos en su funcionamiento autónomo, lo ideal es avanzar hacia una hibridación que permita poner en marcha mecanismos de participación de los movimientos sociales y la ciudadanía con la institución, capaces de salvaguardar la autonomía de la sociedad civil. Esa es la esencia de muchos Planes Comunitarios en los que se conforman estructuras organizativas (grupos motores) en los que colaboran de forma estrecha representantes asociativos, ciudadanos, técnicos y políticos. Estas estructuras, a medio camino entre la sociedad y la institución, se centran en la elaboración de diagnósticos comunitarios y la implementación de plantes de acción integral (Ganuza et al, 2010) que pueden derivar en la cesión a la ciudadanía y las asociaciones de atribuciones propias de las instituciones; de forma que la toma de decisiones o la gestión de las políticas públicas puede recaer en estos espacios de colaboración institucional-comunitaria. Esta aspiración a que la lógica de la invitación se horizontalice y la sinergia y potencia ciudadana se estructure con la institución, se simboliza en la tabla adjunta con la flecha de doble dirección y el espacio de hibridación enmarcado en azul.
- La tercera forma de participación que nos interesa es la de la gobernanza. Si en el caso anterior el actor referencial era la sociedad y los movimientos sociales, ahora lo son los grupos de interés. Así pues, las mesas de negociación y pacto entre sindicatos, patronal o instituciones son un buen ejemplo de instrumentos de gobernanza que plantean ampliar el gobierno a otros actores relevantes de la esfera pública. No obstante, en sociedades complejas como la nuestra, en la que cada vez es más difícil hacer frente a crecientes riesgos y problemáticas, las instituciones también necesitan gobernar con sectores profesionales o científicos que apoyen o ayuden a la toma de decisiones. Así, la gobernanza va más allá del interés o la presión, y se desplaza al espacio del conocimiento técnico o científico.
- Es posible una hibridación de la gobernanza y los mecanismos de participación ciudadana, especialmente en la escala local.
Como en el anterior caso, también es posible una hibridación de la gobernanza y los mecanismos de participación ciudadana, especialmente en la escala local. Por ejemplo, en el caso de Gipuzkoa, la Diputación está impulsando un proceso de gran envergadura, quizá el más ambicioso de todo España, e indudablemente el más rico de Euskadi, que enmarca bajo el concepto de gobernanza colaborativa. Bajo la iniciativa de Etorkizuna Eraikiz (Construyendo el futuro en euskera) se están implementando 1) muchas dinámicas como think tanks que se asemejan al modelo de gobernanza clásica caracterizado por la interlocución de las elites políticas, económicas o académicas, acompañadas de 2) otras acciones que claramente se podrían identificar como mecanismos clásicos de participación ciudadana, como los foros deliberativos ciudadanos sobre cambio climático y salud mental que se están implementando a finales de 2022. Como en el caso anterior, tras delimitar la frontera conceptual, la realidad nuevamente nos lleva a una potencial hibridación, en este caso entre la gobernanza y los mecanismos de participación, definida por el espacio delimitado en rojo en la tabla.
Horizontes e hibridaciones: una cartografía del para qué y del desde dónde
Esta lógica hibrida también está presente en otro acercamiento que puede ayudar a delimitar la cartografía conceptual de la participación, en este caso elaborado por Adrian Bua y Sonia Bussu (2020). Ambos investigadores identifican 3 esferas de la participación. Su objetivo es subrayar que el avance de la democracia no solo se apoya en lo que definen como democratización impulsada por la gobernanza, sino también identificar la importancia que tienen procesos que caracterizan como gobernanza impulsada por la democracia. En sus propias palabras, la democratización impulsada por la gobernanza (DIG) es una “forma de participación liderada por élites, donde el objetivo es, por un lado, abordar la crisis de legitimidad de instituciones y expertos y, por otro lado, mejorar la formulación de políticas involucrando nuevas voces e intereses y accediendo a nuevas fuentes. de información”. De acuerdo con los planteamientos explicitados en la anterior entrada de esta serie del blog de la Fundación para la Investigación social avanzada, estos autores interpretan la DIG como un proceso de “invitación” institucional a la ciudadanía para participar en sus espacios. Por su parte, la gobernanza impulsada por la democracia (GID) tiene “una orientación más crítica y de abajo hacia arriba. Surge a través de la movilización popular, los intentos de llevar los movimientos sociales al estado y la recuperación y reinvención de estructuras participativas para perseguir aspiraciones transformadoras” (Bua & Bussu, 2020: 717).
En la tarea de cartografiar las expresiones participativas, los dos autores delimitan tres acercamientos a la democracia: el de la participación rutinaria, que remite a mecanismos clásicos como el voto y en su caso, el referéndum (vinculados a la esfera representativa de Pedro Ibarra); el de la democracia titular, que vinculan con los intentos de reformular la democracia pero preservando el statu quo, que podríamos asociar con la apuesta de las instituciones por implementar mecanismos de participación; y el de la democracia crítica, que supone un cuestionamiento de las bases y desarrollo de nuestros sistemas y se asocia a la protesta.
Como se observa en el gráfico anterior, la conexión de estas tres formas de acercarse a la democracia define 4 estrategias.
- Los procesos de participación por invitación aludidos en la primera de las entradas esta serie remiten a lo que Bua y Bussu definen como democratización impulsada por la gobernanza, la aludida apuesta por implementar mecanismos por invitación que se sitúan como espacio híbrido de la democracia rutinaria y titular.
- La protesta emerge del cruce entre una mirada crítica a la democracia y aquella que pretende mejorarla. Es la participación frente a la institución, identificada en entradas previas.
- Cuando esta mirada crítica se rutinariza, señala Bussu (2022) surgen modelos que rechazaninvolucrarse directamente en la gestión pública para evitar la asimilación. Este es el caso de muchos movimientos sociales como los Centros sociales okupados. Este espacio es definido por Bussu como gobernanza democrática anarco-comunitaria. En base a lo ya abordado, sería el caso de la apuesta de dinámicas movimentistas impulsadas desde la lógica de la irrupción que buscan mantenerse de forma irredenta al margen de las instituciones. Estamos hablando, en consecuencia, de la participación al margen de la institución.
- Finalmente, la confluencia de las anteriores tres estrategias delimita el espacio de la gobernanza impulsada por la democracia. Este espacio muestra el mayor nivel de hibridación ya que, de una parte, emerge de la intersección entre la participación rutinizada y la democracia crítica “a medida que los movimientos sociales y la sociedad civil local ingresan a las instituciones estatales locales y las remodelan para responder a las demandas de reformas y derechos de abajo hacia arriba”. Pero, de otra parte, comparte la intersección entre la democracia rutinarizada y la titular ya que “los mecanismos participativos de la democratización de la gobernanza son similares a los de la gobernanza democrática, ya que ambos aprovechan décadas de conocimiento académico y práctica de gobernanza participativa, facilitan la deliberación”.
Sin embargo, concluye destacando una diferencia clave entre la democracia impulsada por la gobernanza, que en nuestro esquema podríamos asociarla a la participación por invitación en la institución, de una parte, y la democratización de la gobernanza, que en nuestro modelo se asociaría a la participación horizontal con la institución: señala que la orientación normativa es diferente, ya que el enfoque principal de la primera es la toma de decisiones eficiente y las ventajas epistémicas de los usuarios de servicios, mientras que la democratización de la gobernanza pone énfasis en los derechos ciudadanos y la justicia social.
Ahora bien, demuestra que es posible su convivencia. Para ejemplificarlo, esta investigadora de la participación se centra en el caso de Barcelona bajo el mandato de Ada Colau. Subraya que los espacios contra-hegemónicos se desarrollaron en paralelo a la infraestructura formal de gobernanza participativa. Concluye señalando que cuidar las lógicas de la democratización de la gobernanza permite “potenciar ese intento de abrir las instituciones a los movimientos sociales y a los ciudadanos en general, al incorporar la gobernanza participativa en el proceso de políticas locales y salvaguardar los espacios críticos. que los movimientos sociales actúen como contrapeso a la administración”. Algo que posibilitaría, de paso, que los movimientos sociales puedan conservar cierto grado de independencia y capacidad de contención.
Delimita, en consecuencia, el horizonte de posibilidad de nuevas expresiones de participación y que se concreta no solo en el espacio de hibridación que apuesta porque la gobernanza se habrá a la participación, sino que busca avanzar en la conformación de mecanismos de participación que, además de lograr la eficiencia en la toma de decisiones, permitan avanzar en la justicia, la igualdad y el compromiso ciudadano.
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Ahedo, Igor. 2022. Discussion paper: When the Cinderellas unite, IJAR – International Journal of Action Research, 1-2022, pp. 28-33. https://doi.org/10.3224/ijar.v18i1.04Ahedo Gurrutxaga, Igor: Beyond the margins of neoliberalism: Biological and Neurological Foundations of Action Research, IJAR – International Journal of Action Research, 2-2021, pp. 115-137. https://doi.org/10.3224/ijar.v17i2.02Ganuza, Ernesto, Lucrecia Olivari, Pablo Paño, Luz Buitrago y Concepción Lorenzana. 2010. Democracia en acción. Una visión desde las metodologías participativas. Madrid: Antigona. http://hdl.handle.net/10261/79311.Ibarra, Pedro. 2011. Democracia relacional. Madrid: Centro de estudios políticos y constitucionales.
Bua, Adrian y Sonia Bussu. 2021. Between governance-driven democratisation and democracy-driven governance: Explaining changes in participatory governance in the case of Barcelona. European Journal of Political Research, 60(3), 716-737. https://doi.org/10.1111/1475-6765.12421
Bussu, Sonia y Adrian Bua, Rikki Dean & Graham Smith. 2022. Introduction: Embedding participatory governance, Critical Policy Studies, 16:2, 133-145. https://doi.org/10.1080/19460171.2022.2053179
Igor Ahedo Gurrutxaga
Profesor del departamento de Ciencia Política, Investigador Principal del grupo de investigación consolidado de la Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea, Parte Hartuz