¿En qué consiste la dinamización de procesos de participación en ámbitos comunitarios y/o activistas? ¿Qué aportaciones realizan las personas encargadas de facilitar estos procesos colectivos?
En esta nueva entrada de la serie «Participación y desarrollo comunitario» de este Blog, Zesar Martínez, miembro del grupo de investigación Parte Hartuz de la Universidad del País Vasco/Euskal Herriko Unibertsitatea Profesor de Sociología (UPV/EHU), hablará acerca de la dinamización de procesos de Investigación-Acción-Participativa (IAP) y de la facilitación de procesos comunitarios y/o activistas.
Asimismo, estas y otras interesantes cuestiones serán parte de las temáticas a tratar en las Jornadas Internacionales sobre Participación, Investigación Acción y Desarrollo Comunitario, a celebrarse en abril de 2023 en Bilbao.
Dinamización y facilitación de procesos colectivos
En base a lo que venimos aprendiendo en nuestras experiencias de Investigación-Acción-Participativa (IAP) y en la dinamización de procesos colectivos en diferentes ámbitos (comunitarios, activistas,…), las personas encargadas de dinamizar y facilitar procesos grupales realizamos principalmente dos tipos de aportaciones:
◣ Cuidada preparación de metodologías y formas de trabajo: para que sea igualitaria tanto la participación en cada taller, reunión, asamblea o sesión de trabajo; como la capacidad de incidencia en el proceso de todas las personas que participan en el mismo. Generar así un ambiente de aceptación mutua y poder compartido; y que cada sesión suponga un avance tanto en lo que se refiere a contenidos como a relaciones y cohesión grupal.
◣ Una mirada más allá de los contenidos. En cada reunión, taller o sesión de trabajo del proceso es importante QUÉ se debate y decide, pero también es importante CÓMO se debate y deciden las cosas. La mirada de las personas dinamizadoras, además de los contenidos, observa y cuida cómo funcionan las dinámicas de comunicación y relación en el grupo, es decir: facilitan que aparezcan diferentes voces y vivencias; identifican los desacuerdos y bloqueos que puedan darse; observan qué sensaciones y emociones se generan durante los debates; e intentan percibir las energías del grupo (cansancio, ilusión, desánimo, etc…).
El objetivo principal de estas dos aportaciones es garantizar que la participación sea amplia y diversa, y que tanto el debate como los procesos de decisión sean plurales, es decir, que las personas de diferente edad, género, procedencia, clase social, nivel de experiencia etc. puedan expresarse cómodamente; y, sin imposiciones ni falsos consensos, que el encuentro sirva para acercar voluntades y unir fuerzas.
- El trabajo de dinamización es trabajo en equipo, ya que en cada una de las reuniones, sesiones o actividades hay una serie de tareas de dinamización (presentación de objetivos y ruta de trabajo, dinamización de ejercicios grupales, registro, observación de la dinámica, apoyo mutuo…).
Así, la dinamización de una participación colectiva igualitaria abarca al menos estas tres funciones principales:
1. Preparación previa de reuniones, asambleas o sesiones de trabajo: definir con antelación y precisión los objetivos, metodologías y tiempos de cada sesión. Y hacer una cuidada dinamización de la misma para que todas las personas asistentes se sientan a gusto: todas y todos tienen la oportunidad de expresar su opinión; a todas y todos se les escucha con el mismo respeto y atención; se aceptan diferentes estilos, formas o códigos de comunicación; nadie monopoliza la palabra; y todas y todos tienen la posibilidad de influir en el debate y en la decisión.
En algunos casos, cuando se prevean desacuerdos o tensiones, al inicio de la sesión además de presentar los objetivos, metodología y tiempos previamente preparados, conviene solicitar apoyo y permiso (legitimidad) al grupo para realizar tareas de facilitación más específicas: advertir y cortar con amabilidad si alguien se alarga, se repite o se va por las ramas (si está fuera de los contenidos y objetivos de la reunión); preguntar por su opinión a quien no la ha manifestado aún (sin forzar a quien no desee hablar); y proponer la posibilidad de post-poner algún tema en caso de que se produzca un nudo o bloqueo y plantearlo de otro modo en encuentros posteriores.
En ocasiones, no son tareas sencillas porque necesitan de intuición, reflejos y sensibilidad pero, al mismo tiempo, son algunas de las principales aportaciones de las personas facilitadoras. Por eso pedir permiso previo para dinamizar el encuentro nos legitima y empodera en ese momento inicial, y nos permite aportar desde la mirada y la sensibilidad de facilitar el proceso grupal.
2. Garantizar el avance en el proceso de debate y participación. Tanto desde el punto de vista de los contenidos, como desde el punto de vista del proceso de cohesión grupal.
En cuanto a contenidos (diagnóstico de situación y propuestas de intervención), las personas dinamizadoras ordenan y resumen las aportaciones que aparecen tanto en las las reuniones o sesiones de trabajo como de una reunión a otra, facilitando que el debate avance. Especialmente relevante es identificar y devolver al grupo las principales ideas y conceptos que se generan en el debate. Y es que en las reuniones o talleres de trabajo el debate estimula la elaboración de ideas que no creamos individualmente, es decir, estimula la inteligencia grupal y la construcción colectiva de conocimiento.
Los conceptos y expresiones que se repiten más de una vez y por parte de diferentes personas están recibiendo cierta aceptación y reconocimiento grupal; son conceptos e ideas que están siendo consideradas adecuadas para nombrar, comprender y expresar la realidad que están viviendo las personas asistentes. Por eso hay que recogerlo y anclarlo sin dejarlo pasar, porque puede ser una lectura de la situación, una propuesta o un discurso acordado colectivamente.
Desde el punto de vista del proceso de relación y cohesión, las personas dinamizadoras analizan cómo va el ambiente y cómo van el conocimiento mutuo, la confianza, la complicidad y el entendimiento entre las diferentes integrantes y agentes del proceso. Y, con ello, el acercamiento de las voluntades; la adhesión y compromiso con el proceso; y la consolidación de una dinámica de colaboración y acumulación de fuerzas.
En ese sentido es importante proponer momentos informales y distendidos para mejorar las complicidades y relaciones: reunión con café y pastas, un pote post-reunión,…; o cualquier actividad que permita compartir un momento agradable, distendido o emotivo que refuerce sentimientos de pertenencia compartidos: traer y recordar anteriores logros y luchas sociales que se dieron en ese barrio o pueblo; visitas conjuntas a lugares históricos y significativos con personas que los vivieron o los han estudiado; anécdotas, eventos o personajes que forman parte de la memoria e identidad compartida, etc.
3. Cuando aparecen desacuerdos o bloqueos, las personas dinamizadoras ofrecen alternativas para superar disconformidades y dificultades mediante la búsqueda negociada de acuerdos o la búsqueda de fórmulas alternativas. Intentamos, en definitiva, que no queden fuera del proceso las personas o agentes clave para la acumulación de fuerzas y la incidencia del proceso en la realidad del territorio. Para ello, tendremos que trabajar tanto en el aspecto racional de las dificultades y desacuerdos (intereses, necesidades, expectativas…) como en los aspectos emocionales (recelos, desconfianzas, dudas, miedos,…).
Esas son algunas de las tareas fundamentales de las personas dinamizadoras, es decir, a lo largo del proceso actuamos con esa mirada y sensibilidad. El trabajo de dinamización es trabajo en equipo, ya que en cada una de las reuniones, sesiones o actividades hay una serie de tareas de dinamización (presentación de objetivos y ruta de trabajo, dinamización de ejercicios grupales, registro, observación de la dinámica, apoyo mutuo…). Conviene alternar estas tareas entre las personas que componen el equipo de dinamización.
Esta dinamización en equipo es también imprescindible para poder ir analizando cómo va el proceso en su conjunto desde diferentes miradas; es decir, para leer y analizar con diferentes ojos, orejas y sensibilidades cómo van las cosas, y qué es lo más significativo y destacado en cada paso, y para trabajar las debilidades del proceso con propuestas que lo fortalezcan.
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Amnistía Internacional. (2011) Manual de facilitación. Amnesty International Publications, London.
Cembranos, Fernando; Pascual, Marta. (2015) Guía para realizar Asmableas. Comisión de educación ecológica y participación. Ecologistas en acción.
Lorenzo Vila, Ana Rosa; Martínez López Miguel. (2005) Asambleas y reuniones. Metodologías de auto-organización. Traficantes de sueños, Madrid.
Parera, Mireia. (2014) Manual de facilitación para la Plataforma de Afectados/as por la hipoteca. https://pahbarcelona.files.wordpress.com/2017/05/1manualpah-cast.pdf
Zesar Martínez
Profesor de Sociología en la Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea Profesor de Sociología (UPV/EHU)