¿Cuándo surge la tercera ola del movimiento feminista? ¿Qué cambios y movimientos sociales influyeron en este movimiento?
La tercera ola se inicia a mediados de los 90 del siglo pasado y supuso un nuevo impulso, ya que la década de los 80 estuvo marcada por un fuerte conservadurismo especialmente en el mundo anglosajón, y por la caída de los países socialistas. También fue el inicio de la decadencia de la socialdemocracia europea como modelo defensor del estado de bienestar, y con ella, del surgimiento de un nuevo orden mundial neoliberal y conservador.
De todo ello hablaremos en esta nueva entrada de la serie Historia del Feminismo » Género, Igualdad y Derechos Humanos del Blog de la Fundación iS+D. Si te interesa, no dejes de echar un vistazo al resto de entradas publicadas.
El feminismo posmoderno
El comienzo de la década de los 90 fueron años de una cierta ralentización del activismo feminista, de replanteamientos teóricos, de reformulación ontológica del movimiento. Razones internas, como la existencia de diversas corrientes feministas y, externas, como la globalización y los cambios sociales en la familia, el trabajo y la educación (Scanlon, 2007), tuvieron su incidencia en el activismo que había caracterizado a los movimientos feministas de los años 60 y 70.
Rescatado del basurero de la historia, el «neoliberalismo» posibilitó un asalto sostenido contra la mismísima idea de la redistribución igualitaria. La consecuencia, ampliada por la acelerada globalización, fue la de sembrar dudas sobre la legitimidad y la viabilidad del uso del poder público para controlar las fuerzas del mercado. Con la socialdemocracia a la defensiva, los esfuerzos por ampliar y profundizar su promesa se quedaron naturalmente en la cuneta. Los movimientos feministas que antes habían tomado el Estado del bienestar como punto de partida, intentando ampliar sus valores igualitarios de la clase al género, descubrían que se habían quedado sin base en la que apoyarse. Al no poder ya asumir un punto de partida socialdemócrata para la radicalización, gravitaron hacia programas de reivindicaciones políticas más nuevos, más en consonancia con el espíritu «postsocialista» de la época. (Fraser, 2011)
- El neoliberalismo imperante, ante la imposibilidad de frenar las reivindicaciones femeninas, ofreció a las mujeres «un trozo de la tarta patriarcal».
Fueron momentos de reflexión, de replanteamiento de la finalidad perseguida y de cuestionamiento de alguno de los postulados que se habían venido defendido hasta ese momento. En definitiva, fueron años de búsqueda de una identidad propia en los que se produce un arrinconamiento del pensamiento socialista y aparecen nuevos movimientos sociales que ponen el acento en la «culturalidad» de los fenómenos sociales, superando así la materialidad que había caracterizado al pensamiento de izquierdas anterior.
Paralelamente, el neoliberalismo imperante, ante la imposibilidad de frenar las reivindicaciones femeninas, ofreció a las mujeres «un trozo de la tarta patriarcal», para preservar uno de los pilares del sistema: la estructuración de la sociedad en niveles jerárquicos a través de la dominación. Esta oferta fue rechazada por muchas mujeres, pero tuvo su influencia en algunas corrientes feministas que incorporaron a su lucha la idea de compartir el poder.
- A partir de los 90, el pensamiento feminista comenzó a enriquecerse con nuevas aportaciones provenientes de los movimientos ecologistas, pro derechos humanos y de los derechos LGTBI, así como de la mayor sensibilización social ante la violencia de género.
Por otro lado, los cambios acaecidos a nivel mundial como la globalización, los problemas medioambientales, el calentamiento global o la concienciación de los derechos de los animales y del respeto a la naturaleza, influyeron en el pensamiento feminista que a partir de los 90 comenzó a enriquecerse con nuevas aportaciones provenientes de los movimientos ecologistas, pro derechos humanos y de los derechos LGTBI, así como de la mayor sensibilización social ante la violencia de género.
Surgen así nuevas corrientes como el ecofeminismo, la teoría queer o el ciberfeminismo que cuestionan los presupuestos de universalidad femenina, género, sexualidad y heteronormatividad (Rampton, 2015).
La tercera ola es la nueva generación que pretende conseguir un enfoque más perspicaz en los asuntos concernientes a las zozobras femeninas por medio del estudio de las particularidades de cada grupo y la exaltación de la diversidad cultural, social, religiosa, racial y sexual. (Biswas, 2004)
El ecofeminismo considera que la subordinación de las mujeres a los hombres y la explotación de la naturaleza son dos caras de una misma moneda dentro de la lógica de la dominación patriarcal y la supeditación de la vida a la obtención de beneficios (Pascual Rodríguez & Herrero López, 2010). Este feminismo se debate entre la asociación mujer-naturaleza y la que busca los procesos sociales que hay detrás de las relaciones con la naturaleza desde una perspectiva de género.
La teoría queer supone un nuevo posicionamiento de los constructos género, identidad sexual y sexualidades y un cuestionamiento del sistema y de la academia (Queering the Academy).
La intención de la Teoría Queer no es crear una teoría contemplativa, sino una herramienta de participación política, por lo que está vinculada a los movimientos antirracistas, antibélicos y antiglobalización. La mayor aportación de esta teoría radica en ofrecer nuevas explicaciones bajo un marco conceptual en el que confluyen el género y la sexualidad; así como los significados y sus resistencias para dar origen a nuevas significaciones. El término queer ejemplifica este proceso. (Fonseca Hernández & Quintero Soto, 2009)
El ciberfeminismo surge a principios de los 90 de la mano del colectivo feminista de artistas y activistas australianos/as VNS Matrix, entre quienes se encuentran Josephine Starrs, Julianne Pierce, Francesca da Rimini y Virginia Barrat. Plantea que la conjunción de las máquinas cibernéticas y de las mujeres en el ciberespacio será el territorio en el que el feminismo establezca su lucha (Aguilar García, 2007).
Incluso espacios que no habían formado parte del movimiento feminista anterior, como el de la música, vinieron a señalar que había ámbitos musicales, como el rock, en el que las mujeres no aparecían. Destaca el movimiento Riot Grrrl que comparte la idea de que no existe un único modelo de mujer ya que cada una nace en un entorno determinado, y reclama que el espacio del punk, el rock, el hardcore y el heavy metal no son solo cosa de hombres.
Hay quienes piensan que las transformaciones experimentadas durante el siglo XXI forman parte de esta tercera ola, si bien se han producido variaciones importantes que constituyen una nueva etapa dentro del feminismo.
Aguilar García, T. (2007). Ciberfeminismo y ecofeminismo. Germinal Revista de Estudios Libertarios, 73-81.
Biswas, A. (2004). La tercera ola feminista: cuando la diversidad, las particularidades y las diferencias son lo que cuenta. Casa del Tiempo, http://www.difusioncultural.uam.mx/revista/sep2004/biswas.html
Fonseca Hernández, C., & QuinteroSoto, M. L. (2009). La Teoría Queer: la deconstrucción de las sexualidades periféricas. Revista Sociológica, nº 69, 43-60.
Fraser, N. (2011). Féminisme, capitalisme et ruses de l’histoire. Cahiers du Genre, 50, 165-192. https://doi.org/10.3917/cdge.050.0165
Pascual Rodríguez, M., & Herrero López, Y. (2010). Ecofeminismo, una propuesta para repensar el presente y construir el futuro. CIP-Ecosocial – Boletín ECOS, nº 10.
Rampton, M. (2015). Four Waves of Feminism. Pacific University Oregon, 1-10.
Whitehead, C. and Scanlon, K. (2007) Social Housing in Europe. London School of Economics and Political Science, London
Mª Jesús Rosado Millán
Presidenta de la Fundación iS+D para la Investigación Social Avanzada
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